Ganadores Certamen de Poesía 2024
Demos un aplauso virtual a los jóvenes ganadores de la vigésima edición del Certamen de Poesía Juvenil. ¡Gracias a todos los participantes que nos cautivaron con sus rimas!
Fuego: Madre de la Ceniza
Mi hijo ha sido crucificado,
cual pecador, cual criminal.
Ni siquiera era el objetivo principal,
Pero no puedo evitar pensar,
si a su madre habrá llamado.
Soy ese fuego que quema con ira,
avivado por la mentira,
que a mi niño mató a traición.
Yo soy Vesta, no María.
Soy fuego y madre de la ceniza,
la sangre ardiente sobre la piedra caliza.
Aquella que una guerra desataría.
Una que por siglos van a recordar.
Y yo me hice mujer
Y yo me hice mujer,
en un mundo lleno de piedras y espinas,
con ojos que guardan tormentos
y labios que callan cada grito.
Llenas de expectativas no pedidas,
atrapada en un marco que exige uniformidad,
donde soy tallada por el hombre
y la única belleza permitida es lo que ellos aceptan
mientras todo lo demás son sombras que no se atreven a brillar.
Aun así, con cada golpe ante la adversidad
he tallado un refugio dentro de mí.
Un santuario de fuerza y resiliencia
donde guardo cada deseo y cada victoria silenciosa.
Me alzo sobre los escombros de temores,
construyo puentes sobre los ríos más turbulentos
y alzo mi voz firme proclamando mi lugar.
Así, paso a paso, defino lo que es ser mujer para mí, rehusándome a ser
moldeada por manos ajenas.
Porque, aunque fui puesta en un mundo lleno de piedras y espinas
me hice yo misma un camino lleno de flores y estrellas.
Ecos de conformidad
En un mundo de cristal y papel carbón,
donde los pensamientos se venden en conserva,
la decadencia intelectual danza,
al son de la publicidad que inunda.
Conformidad, dulce néctar,
que embriaga las almas en su letargo,
bajo el cielo de neón, donde las estrellas
son solo marcas que al consumo abrazan.
Los libros lloran en las estanterías,
sus páginas, desiertos sin oasis,
en la era del clic, la mente vaga,
por paisajes de plástico y fantasías.
En el jardín del olvido se cosechan
ideas, marchitas antes de florecer,
en la tierra de lo efímero, donde el ser
es solo sombra de lo que pudo ser.
El consumismo, rey de esta feria,
donde el ser y tener se confunden,
en un laberinto de espejos, donde
la identidad se compra y se vende.
Pero aún, en la noche más oscura,
surgen destellos, pensamientos rebeldes,
que como cometas desafían el vacío,
buscando despertar en el mar de la conformidad.
Y así, entre las ruinas del pensamiento,
la esperanza se abre camino,
un susurro que crece, llamando
a la puerta de la conciencia adormecida.
Una poeta en desvelo
De poetas puertorriqueños
aprendí a amar la poesía.
Como Julia de Burgos,
a mi isla le escribía.
Y sin dejar el encanto
y el sabor de la poesía,
Luis Llorens nos atraía
en el Valle de Collores,
por el amor y los dolores,
la familia y los valores,
aquellos a quien amamos,
y los recuerdos guardados
de todo lo que añoramos.
Y no olvidar el legado
que nos dejó Pales Matos.
Por la encendida calle Antillana,
ay la raza que nos llama
y la cultura se aviva.
Esa mezcla siempre viva,
de la raza que es perfecta.
Que la patria permanezca,
en el corazón bien guardada.
José de Diego en La Brecha,
nos enseña a crecer,
y lo que debemos ser.
Como ese árbol que florece,
y aún con dolor reverdece,
que no se queda callado,
que no sucumbe ante el cansancio,
ni le da paso al quebranto.
Que poetas los que vivieron
y que honor el que tenemos,
de recordar el legado,
de vivir apasionados,
por lo que ellos nos dejaron.
Por aquellos que estuvieron,
por los que son y serán.
Hoy yo los quiero honrar,
por ser parte de las letras,
que nos conmueven y alegran,
que hacen reflexionar,
y sin poder olvidar,
que nos pueden enamorar.
Por amor a la poesía,
y por tener la gallardía
de no dejar la escritura,
y sucumbir ante la estructura
de la nueva tecnología.
La poesía es más que arte,
es la expresión más perfecta,
de poder usar las letras
para expresar la emoción,
para decir con fervor
todos esos sentimientos,
que nos dejan sin aliento
y nos consumen por dentro.
Gracias a los poetas
hoy yo amo la poesía
y le escribo a la patria mía
y también a los amores,
esos que son dolores
pero también alegría.
Que el legado permanezca
y la poesía siempre crezca.
Que las letras sean historia
y se guarden en la memoria.
Ese el mayor deseo,
de esta poeta en desvelo.
Vamos a la noche del capitán
Vamos a la noche del capitán.
Donde todos visten bonito aunque sea incómodo.
Donde se llenan los elevadores y las hermosas escaleras de brillo y sudor.
Vamos a la noche del capitán.
Donde hay un olor intenso de colonia de viejo adinerado, con un jazz
peculiar que todos ignoran porque se mezcla entre el banquete de diversos
idiomas repicando por todo el plástico y metal de la nave.
Vamos a la noche del capitán.
Donde puedes ver una mujer china hablando con una africana o un
hombre nórdico hablando con un americano, como también un niño
musulmán jugando tranquilamente con un judío.
Todos vamos a hacer lo mismo: nos retratamos en el piso de abajo para
luego subir a cenar y si no estamos cansados, vamos al teatro.
Vamos a la noche del capitán.
Donde con todo y arena de las Bahamas en nuestro cabello y las piernas
que no aguantan más, nos retratamos con un hombre que es muy poco
probable que lo recordaremos, que responde por capitán.
Hasta los que no saben nadar, saludan a este hombre con una sonrisa
resplandeciente.
Vamos a la noche del capitán.
Quiero observar esos vestidos y trajes hermosos que se unen bajo una
misma noche, entre las estrellas y el mar.